Conductas disruptivas en el aula: qué hacer y cómo prevenirlas

Las conductas disruptivas en el aula no se solucionan por la fuerza ni con paternalismos, sino con paciencia, escucha, comprensión, asertividad y límites claros.

Empieza con un murmullo, sigue con risas, alguien se encara con el profesor, un grito: «¡Silencio!». Pero la clase ya ha perdido el control. Las conductas disruptivas en el aula son faltas leves que, poco a poco, pueden derivar en fracaso escolar. En este post intentamos explicar qué no hacer, cómo aprovechar la asertividad y proponemos seis actitudes para prevenir las conductas disruptivas.

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¿Cuáles son las principales conductas disruptivas en el aula?

Las conductas disruptivas en el aula no son necesariamente grandes actos violentos que llamen la atención, sino formas sutiles de violencia, faltas leves que rompen la disciplina, empeoran el ambiente, dificultan el aprendizaje y afectan gravemente al ánimo del docente (Uruñuela, 2020).

Así, podríamos clasificar las conductas disruptiva en:

  • Conductas que dificultan el aprendizaje: pasividad, no traer material, impuntualidad, interrumpir al profesor, hacer ruido, molestar a compañeros y absentismo. 
  • Conductas que empeoran la convivencia: faltas de respeto, comer en clase, pintar en las mesas, llevar ropa inapropiada, conflictos de poder, desafío a la autoridad del profesor, violencia física y bullying.

 

¿Cómo no reaccionar?

Ante faltas leves como no traer material, hablar durante las explicaciones o molestar a un compañero, no conviene imponer una sanción inmediatamente. Solucionar estas conductas disruptivas depende, en gran medida, de la primera reacción del docente en el aula. Por eso, es habitual que empeore la situación si su actitud es pasiva o agresiva:

PasivaAgresiva
– Hacer como que no pasa nada.
– Callar por miedo.
– No mirarles a los ojos.
– Cuerpo encorvado. 
– Tomárselo como un ataque personal.
– Entrar en el juego de poder del adolescente.
– Tono de voz alto. 
– Cuerpo tenso.

Asimismo, existen algunos comportamientos del docente que empeoran la situación y pueden incluso favorecer la actitud disruptiva del alumnos. Por ejemplo:

  • Ser impuntual.
  • Salir antes de tiempo.
  • No escuchar a los alumnos.
  • No llamar a los alumnos por su nombre ni fomentar la participación.
  • Hablar por el móvil.
  • Magnificar los fracasos del alumno.
  • Invisibilizar su éxito
  • Faltar al respeto a los alumnos.
  • Prestar atención selectiva.
  • Expulsar de clase con frecuencia.
  • Dar explicaciones confusas. 
  • No pedir disculpas ni reconocer errores.

 

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¿Cómo actuar ante las conductas disruptivas en el aula?

Frente a la actitud pasiva o agresiva, se recomienda afrontar las conductas disruptivas de manera asertiva, es decir: 

  • Escuchar a la otra parte, mejor fuera del aula para no hacer del conflicto un espectáculo para el resto de los alumnos. 
  • Intentar comprender la situación y el problema.
  • Dedicar tiempo a comunicar los propios pensamientos y sentimientos sin ira ni pasividad, y esforzarse por hacerse entender. 

Además, de manera prudencial y si la conducta se repite reiteradamente, no hay que tener miedo a imponer la sanción correspondiente. Si quieres profundizar en cómo reforzar o castigar a tus alumnos, te recomendamos este artículo

Por último, al pensar en cómo actuar ante las conductas disruptivas en el aula, se han de considerar tres aspectos que influyen en ellas:

Ambiente y vínculosMotivación del alumno Gestión del centro
Acogida por la mañana
Plan de Acción Tutorial
Relación con familias
Habilidades emocionales
Gestión de la ira
Disfrute del aprendizaje
Plan de Convivencia
Normas y sanciones
Organización del aula

¿Cómo prevenir las conductas disruptivas?

Es mejor prevenir que curar. Así que, antes de perder el control de la clase, ¿qué se puede hacer? Proponemos seis actitudes que despertarán la confianza de los alumnos y mejorarán el ambiente de la clase (Fernández García, 2006): 

  1. Coherencia. Los alumnos a veces se quejan de profesores que son impredecibles porque proponen unas pautas de acción que luego rompen, y que les generan confusión. Así que deja claras las expectativas, cúmplelas y mantenlas. 
  2. Consistencia. Si el docente es consistente con su propuesta curricular y formas de actuar, sus criterios serán comprensibles y su mensaje será claro para el alumno. 
  3. Predictibilidad. Si el docente es coherente, es predecible. Esto es bueno porque, aunque el factor sorpresa importa, a veces los alumnos más hostiles necesitan que su profesor les dé seguridad. Quizá, la seguridad que no siempre tiene en casa. 
  4. Fiabilidad. Alguien claro, consistente y coherente despierta confianza. Es sólido. Otras formas de ser fiable son: 
    • Llamar por el nombre de pila a los alumnos.
    • Establecer contacto visual durante la clase.
    • Emplear el humor en sentido positivo.
    • Oponerse a las agresiones verbales entre alumnos. 
    • Pasear por el aula y acercarse a los alumnos.
    • Contar anécdotas durante las explicaciones. 
    • Aceptar errores propios y ajenos.
    • Escuchar las críticas de los alumnos.  
  5. Negociación. La capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos con los alumnos es básica para solucionar conflictos. 
  6. Justicia. Saber negociar y ser predecible es, a los ojos del alumno, ser justo, porque se le trata conforme a un criterio comprensible, no arbitrario. 

 

En definitiva, las conductas disruptivas en el aula no se solucionan por la fuerza, sino con paciencia, escucha, comprensión, asertividad y límites claros. También puede ayudar que el equipo docente desarrolle habilidades emocionales para mejorar en la resolución de conflictos. No es fácil, pero ¡merece la pena! 

 

Bibliografía 

Fernández García, I. (2006). Haciendo frente a la disrupción desde la gestión del aula en Torrego, J. C. (Ed.) Modelo integrado de mejora de la convivencia (pp. 173-208). Barcelona: GRAÓ. 

Uruñuela, P. (2020). El Plan de Convivencia del Centro Educativo. Madrid: Narcea. 

Vera, J., Mora, V. y Lapeña, A. (2006). Dirección y gestión de centros docentes. Barcelona: GRAÓ.

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