Llevas tres semanas explicando el respeto: has hecho fichas, carteles y asambleas, pero siguen insultándose en el recreo… El problema puede ser que se enseñan valores como si fueran las tablas de multiplicar. Sin embargo, las competencias y valores se practican. Aquí explicamos cómo pasar a la práctica.

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Competencias y valores, quién es quién

Para empezar, tenemos que entender bien qué queremos enseñar y qué lo diferencia de los «contenidos tradicionales». 

Por un lado, el contenido está compuesto por una serie de conocimientos sobre un tema determinado, son como los saberes de una materia: la fotosíntesis, las fracciones, la Revolución Francesa, etc.

Por el contrario, las competencias son habilidades prácticas: no se memorizan teóricamente, sino que deben ponerse en práctica. En este sentido, necesitarán los conocimientos para:

• Resolver problemas reales
• Tomar decisiones fundamentadas

Por último, los valores engloban la 

actitud ética y los principios que guían el modo de emplear ese conocimiento y esas habilidades.

Veamos un ejemplo concreto de cómo se integran los tres:

• Contenido: Saben qué es el agua (ciclo, estados, propiedades físicas y químicas).
• Competencia: Calculan cuánta agua gasta su familia mensualmente y diseñan un plan para reducir consumo un 20 %.
• Valor: Lo hacen porque entienden que el agua es un bien común escaso que tienen la responsabilidad de cuidar para generaciones futuras.

Tres actividades que integran todo

Por eso, queremos darte algún ejemplo de cómo integrar competencias y valores.

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Cómo enseñar valores

Además de estos ejemplos concretos, es importante contar con unas indicaciones para poder incorporar los valores de forma práctica, no simplemente como un contenido más. Qué significa esto: que aproveches las situaciones del aula para mostrar la utilidad de cada valor.

Por ejemplo, seguro que has vivido alguna pelea entre alumnos: dos de ellos discuten por un lápiz. Quizá tu reacción automática es separarles y decirles que tienen que compartir y no discutir. En efecto, parece que se ha solucionado el problema, pero ¿han aprendido?

Vamos a ver otro modo de abordar la situación:

1. Paras la acción física/pelea/forcejeo por el lápiz.
2. Planteas el problema a los implicados: «Hay un problema: los dos queréis el mismo lápiz. ¿Qué soluciones se os ocurren?».
3. Después, cada uno propone ideas (v.g.: partir el lápiz, turnos de uso, buscar otro, decidir quién lo necesita más…).
4. Y tú vas dirigiendo las posibles consecuencias: «Si hacemos eso, ¿qué pasaría? ¿Quién se sentiría cómo? ¿Estaréis contentos los dos?».
5. Así hasta que llegan a acuerdo.
6. Finalmente, puedes terminar con el aprendizaje: «¿Qué aprendimos para la próxima vez?».

En definitiva, habrás trabajado «sin que se den cuenta» muchas competencias y valores:

• Resolución conflictos
• Comunicación
• Pensamiento consecuencial. 
• Respeto (escuchar)
• Justicia (solución equitativa)
• Autocontrol

Y la clave, además, es que no lo resuelves tú (que «ya te sabes las respuestas»), sino que les acompañan para que ellos desarrollen y apliquen para su interés las competencias reales.

Cómo trabajar competencias y valores en el aula

En efecto, hay varias pautas que puedes seguir para utilizar competencias y valores en tu clase, y de manera natural. Por eso, vamos a hablar del papel de la familia y de cómo empezar, atento a las señales de alerta. 

Familia = socios

Y es que es un gran error no contar con las familias, no explicarles el modo de trabajo del aula o, por el contrario, pensar que los valores son algo que deben trabajar SOLO en casa. 

Por eso mismo, lo mejor es tener una reunión inicial en la que contarles el plan trimestral:

• Qué valores se van a trabajar en clase. 
• Qué actividades realizarán.
• Cómo pueden llevarlo a casa. Por ejemplo, para trabajar la responsabilidad pueden realizar alguna tarea doméstica fija, hablar de las consecuencias naturales, reconocer cuando cumple su tarea, etc.

Y, si te animas, también puedes involucrarles en proyectos especiales: que los alumnos tengan que investigar alguna situación familiar en la que necesitaron algunos valores de guía, y que cuenten la experiencia después en clase.

Por dónde empezar

Así que vamos a hacer un pequeño croquis de cómo ir avanzando en clase con las competencias y valores:

1. Lunes: Elige UN valor para todo el mes (no tres, solo UNO). Ejemplo: responsabilidad.
2. Martes: Pregunta en asamblea: «¿Qué significa ser responsable? ¿Cómo se ve en acciones concretas?». Y puedes recoger todas las ideas en un mural visible.
3. Miércoles-viernes: Cada vez que observes el valor en algún comportamiento, nómbralo específicamente: «Ana ha sido responsable recogiendo sin que se lo pidiera».
4. Siguiente semana: Plantea un reto real donde necesiten ese valor. Ejemplo: organizar biblioteca, cuidar planta, gestionar material común…
5. Todo el mes: Observa, nombra cuando lo ves, celebra progresos. Es decir, mantén la atención constante en ese valor.

Al final, trabajando un valor al mes en profundidad puedes conseguir diez meses y diez valores de forma completa y práctica. Y si no sabes si lo que haces está dando buenos resultados, fíjate en estas señales:

En fin, las competencias y valores no son una asignatura más, sino la forma en que hacemos todo lo demás. Por eso, cuando plantees problemas reales, para que ellos tomen decisiones, y les acompañas en los conflictos, irán integrando los valores sin darse cuenta y de manera práctica para toda su vida. 

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